República Dominicana, y la historia de un pueblo que desenmascara su presente

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Lina Paulino: Periodista y Psicóloga clínica

Las culturas inter-raciales son un poco difícil de analizar, debido a que no hay una raza humana que lo identifique, ni una cultura histórica que lo relacione directamente a un grupo social determinado ni una etnia clara o comunidad racial, lingüística, ni cultural que lo defina.

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De acuerdo a los parámetros genetistas, los dominicanos somos en su mayoría Mulatos, pero ¿Qué es un Mulato?, es simplemente el resultado de la unión de la raza blanca y negra. No obstante, hasta ahí estuviéramos bien si no hubiese sido porque nuestros padres nunca estuvieron, no nos formaron, no nos dieron identidad, ni un nombre. Fuimos engendrados por dos razas enemigas, una opresora, y otra oprimida, con el agravante de que el gen de los indígenas que conservamos en nuestra sangre, aunque poco, también está grabado en parte de nuestra idiosincrasia.

El análisis que hago en la introducción de este artículo, pudiera parecer sin sentido, pero como profesional de la conducta, considero que nunca hemos de entender la personalidad de los dominicanos como pueblo, sin antes comprender y tomar en serio el estudio de su historia, de su genealogía, y del medio ambiente en que se ha venido desarrollado en sus más de 500 años de surgimiento.

Sin padre, ni madre, creció en medio de un contexto histórico desgarrador, como un niño en una familia disfuncional, sumergido en la violencia, el maltrato, las violaciones a sus derechos fundamentales, a quien nadie le dijo, si era negro o era blanco, simplemente no era nadie, nunca lo fue y posiblemente todavía no sepa quién es y porque existe.

 Un niño que creció rechazando su ascendencia, y odiando a su descendencia, porque ha seguido el mismo patrón de conducta, opresor- oprimido, que le dio origen a una raza que nunca ha tenido identidad, y cuya cedula no dice mulato.

Hoy en día, donde todavía permanecemos sin entender la idiosincrasia del dominicano, sería bueno partir desde allí, desde ese niño Freudiano, que nació en aquella dura realidad histórica, y cuyos traumas fueron transferidos de generación en generación.

Nuestra madre patria ha sido violada tantas veces, que ella misma no supo identificar a sus hijos, y por lo tanto hoy por hoy los hermanos han crecido sin saber quiénes son ni para donde van, frustrados, defraudados, violentados de forma física y emocional, lo que puede que haya provocado una conducta casi generalizada, de mentiras, robos, violencia, agresividad, que quizás, es lo que, le haya permitido sobrevivir hasta el presente, sin desaparecer en ese parto tan doloroso.

Si entendiéramos la importancia de este tema, y el beneficio que pudiera arrojar en el desarrollo de un pueblo que necesita saber quién es, quizás encontraríamos el camino por donde seguir, dejando detrás la historia que nos marcó, sanando esas heridas, y actitud que califico de esclavo-dependiente y reactiva-pasiva para enfocarnos en buscar un norte más promisorio como ciudadanos del mundo.

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