El camino que conduce a la barriada da la impresión de que el destino no será precisamente a un lugar habitado por humanos
Al llegar al Licey en Villa Mella, se contraponen los sentimientos de nostalgia y de sorpresa de ver cómo a pesar de su realidad, los niños y adultos convienen en un ambiente de hermandad y solidaridad.
Esta barriada está a apenas 100 metros justo detrás de varios complejos de apartamentos ubicados en una de las zonas de mayor desarrollo y plusvalía en el norte de la Capital
Casuchas inservibles a merced de cualquier fenómeno atmosférico, cuyos principales materiales de construcción son zinc oxidados llenos de orificios, cartones y en el mejor de los casos maderas ya desgastadas , dejan en evidencia el nivel de miseria en que viven unas 600 familias.
Los servicios básicos son nulos, la luz ellos mismos han instalado su sistema con cables, sin tomar en cuenta la peligrosidad de cables en su mayoría pelados.
Ese barrio nunca ha contado con tuberías de agua, lo que empeora más su situación económica, pues en camioncitos deben comprar tanques entre 60 y 70 pesos diarios, tendiendo en ocasiones que elegir entre comprar algo de comer o comprar agua
Padres denuncian cómo tienen que ver cómo sus hijos por la falta de oportunidades han desviado sus caminos. Estas personas han adoptado su propio modo de supervivencia, aquella que existía épocas atrás, dónde no existían las estufas ni tampoco la tecnología
En Licey en Villa Mella, están esperanzados en que su situación cambie, y más ahora que sus vecinos son las personas beneficiadas con el plan Mi vivienda que lleva a cabo el gobierno para que las familias tengan una casa con mejores facilidades.
