Este es un caso más en el que la casualidad ayudó a resolver un crimen muchos años después de ocurrido. En noviembre de 1989, días después de Acción de Gracias, Mandy Stavik, de 18 años, salió a correr con su perra, Kyra, cerca de su casa en el estado de Washington, en el noroeste de Estados Unidos.
Horas después, la perra volvió sola a la casa. La familia de Stavik reportó como desaparecida a la joven.
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«Atrapé al asesino de mi hermano por Facebook»
Dos días después, encontraron su cadáver flotando en el río Nooksack, a unos cinco kilómetros de su vivienda, con signos de haber sufrido violencia y con restos de semen.
La prueba de ADN que ayudó a resolver el asesinato de una estudiante de EE.UU. casi 50 años después
Las autoridades guardaron las muestras de ADN que recuperaron del cadáver de Stavik, ya que en aquella época la tecnología que permitía analizarlas era todavía incipiente.
