Por: Lina Paulino
Como si se tratara de una profecía, la famosa salsa Juanito Alimaña, ya lo dijo hace muchos años, «la calle es una selva de cemento y de fieras salvajes como no, ya no hay quien salga loco de contento donde quiera te espera lo peor», realidad que ha ido empeorando a través del tiempo.
Como si hoy todos nos hubiésemos convertidos en delincuentes, la intolerancia, la agresividad, la falta de humanidad, sumando a la ambición, avaricia y la corrupción es el sonido ensordecedor de una alarma que no ha querido ser escuchada.
El más reciente caso del capitán de la Fuerza Aérea Dominicana, Narciso Sánchez Jiménez acusado de matar a la joven madre de 24 años Yulissa Acosta, luego que su novio quien también resulto herido, rosara el vehículo del oficial en la Avenida George Washington no puede pasar por alto, este acto es el más claro reflejo de que la civilidad y la tolerancia han desaparecido.
No obstante, pareciera que la gente ya perdió la esperanza y ha optado por asumir la máxima, «sálvese quien pueda», y hoy luchamos como fieras salvajes por atrapar una presa y que por cualquier quítame esta paja, se le quita la vida.
Ya no hay padres para hijos, ni hijos para padres, el amor, el respeto, la moral, la dignidad son valores que ya no se mencionan y aquellos que osan de enarbolarlo son solo voces que claman en el desierto.
La triste verdad es que esta realidad no excluye, clase social, raza, y ni siquiera nivel educativo, donde menos esperamos se desata la tragedia como si el mismísimo diablo se pusiera la corona de la victoria en contra del bien y las buenas costumbres.
Pero es hora de que alguien diga basta ya, donde están los psiquiatras, los psicólogos, sociólogos y estudiosos de la conducta y analistas de la sociedad, que establecen causas y solución al comportamiento humano y que hoy la República Dominicana amerita análisis serio y consensuado que den al traste con medidas que ponga en stop a esta situación.
En ese sentido, estos profesionales consideran que la conducta es aprendida y por lo tanto puede ser desaprendida, en ese sentido se hace urgente medidas que pongan en marcha estrategias que modifiquen esta conducta que se ha generalizado y que está afectando a una generación que se abre paso en un mundo desesperanzador.
Es tiempo, de parar las construcciones de concretos e iniciar una reconstrucción mucho más importante como lo es la recuperación de la integridad, de los valores, y el respeto al derecho ajeno como dijo nuestro Benito Juarez.
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