El Partido de la Liberación Dominicana (PLD) pasa ahora por lo que parece su peor momento en rol de opositor, sin que se registren hándicaps similares que le afectaran como organización política desalojada del poder, luego de asumir por primera vez los destinos nacionales, por allá por el 1996.
Creado en un mes de mucha alegría y felicidad, (diciembre) en el 1973, por el extinto gran líder profesor Juan Bosch, en la actualidad, el PLD ve apagadas las emociones y el regocijo que conceden el ejercicio del poder político, el que llegó a desempeñar durante 16 años de manera ininterrumpida.
Venir de tener al país prácticamente “en un puño”, al concentrar en algún momento todos los poderes del Estado e incidir de manera resuelta en organismos fundamentales de la dinámica institucional de la nación, el partido morado lo ha perdido casi todo, y ahora lucha “cuesta arriba” en recobrar la credibilidad de la población, y particularmente, conseguir que el electorado le devuelva la confianza de cara a próximos procesos electorales.
Reunión más reciente del Comité Político del PLD, organismo ejecutor de las decisiones del Comité Central.
Un camino empedrado
Sin embargo, en ese propósito el camino le proyecta un tanto “empedrado”, ya que algunos dirigentes peledeistas y familiares cercanos del expresidente Danilo Medina, máximo líder, tendrán que enfrentar la justicia cuando comiencen a caminar en los tribunales los procesos que los involucra en presuntos actos de corrupción que se habrían cometido en la administración pasada de ocho años.
Sentencias de descargo o de inocencia de los acusados, sin duda que vendría a aportar a que el PLD recobre parte de sus fuerzas políticas perdidas y a recomponer su deteriorada imagen ante una buena parte de la población.
Pero el Ministerio Público dice tener en su pode run cúmulo de pruebas irrefutables y contundentes que comprometen en los diferentes casos a los encartados en casos de irregularidades varias, como estafa contra el Estado.
Su disminución
Hay otra batalla que el partido de la estrella amarilla y el lienzo morado tendrá que librar para meterse en el carril del triunfo electoral, y es anteponerse a la disminución de su dirigencia y militancia que ocasionó la salida de esa organización del expresidente Leonel Fernández, quien a todas luces cargó con una buena parte de liderazgo del PLD que le ha seguido a la Fuerza de Pueblo (FP).
Parar o frenar con éxito la fuga de militantes y dirigentes peledeistas hacia la FP u otras organizaciones políticas, dependerá de los próximos escenarios políticos y de otra índole que deberá atravesar el Partido de la Liberación Dominicana.
Sin el Poder Ejecutivo, sin dominio absoluto como lo tuvo antes del Congreso Nacional, ni el control de las altas cortes, y con la pérdida de la mayoría de los gobiernos locales tras dejarse arrebatar muchos ayuntamientos, hay que concluir que el PLD carga ahora más pesado que nunca conseguir volver a conquistar el poder.
