Soluciones a los tapones

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    Choferes de la ruta 27 co Isabel Aguiar dan el último adios al Sr. Rafael Féliz, asesinado por un Policía de la Autoridad Metropolitana del Transporte AMT Fotos: Carmen Suárez/acento.com.do Fecha: 19/07/2013

    Por: Leonel Martínez

     

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    Un tapón genera un estado de frustración. El ánimo decae y la persona se siente idiota, impotente cuando se aprecia que el tiempo se va sin ningún provecho. El tapón nos degrada, hace descender nuestro nivel educativo al peldaño cercano a la selva. Y, de hecho, la calle se convierte en un espacio salvaje, donde el “animal más grande se quiere tragar al más pequeño”.

     Quienes sobreviven a este caos terminan maldiciéndose unos contra otros, sin pensar que el pleito se repetirá con igual magnitud el día siguiente. Los tapones están destruyendo nuestro sistema nervioso. Las dificultades cotidianas del embotellamiento del tránsito ya deben apreciarse como un problema de salud, porque la salud es un estado de supremo bienestar, y más en lo sicológico.

    Cuatro y media de la tarde (4:30 PM): comienza la Odisea. Solo hay que imaginar que a esa hora se ha tocado el timbre de salida, y que millares de personas marchan al mismo tiempo de sus lugares de trabajo. La planificación para esos horarios es cero, en lo absoluto se ha podido prever el impacto de tal fenómeno.

    En apenas minutos quedarán anulados y sin razón de ser, “nuevos elevados, pasos a desnivel, habilitación de carriles adicionales en los puentes que comunican la zona oriental con el Distrito Nacional, y decenas de agentes de Amet en las intersecciones más caóticas”. Además de que, cientos de semáforos parecen ser comprados en vano. “Las horas denominadas pico”, serán el pico justo de la entrada en el infierno de los tapones.

    “Toda la ciudad de Santo Domingo y el llamado polígono central se ha convertido en un caos con un congestionamiento descomunal que dura viarias horas diarias, alterando el comportamiento y el estado de ánimo de las personas que diariamente tienen que vivir este calvario”.

    La interrogante se abre con ansiedad de pánico: ¿Cuáles son las soluciones inmediatas que tantas inteligencias dedicadas al tránsito, plantean a esta problemática? Si se compara con otros países que han enfrentado situaciones similares se aprecia que, las medidas inmediatas tienen que ver con los horarios de entrada y de salida a las escuelas y centros laborales. Por ejemplo, en Argentina existen varias tandas en la Administración Pública, se pueden hacer diligencias de pago de impuestos n horas de la noche.

    En otros ligares algunas calles cambian los movimientos de carriles y está absolutamente prohibido la circulación de camiones en horas pico y el parqueo de vehículos en los trayectos utilizados en esos horarios de emergencia. La planificación rigurosa evita el caos en el tránsito de muchas naciones con parques de vehículos muy superiores al nuestro.

    Desde luego, los funcionarios no tienen privilegios en el tránsito y a ningún ministro se le ocurre sonar una sirena para abrirse paso. El sistema de policía de tránsito es absolutamente incorruptible. Las leyes miden por igual a ricos y pobres.

    Las soluciones a los tapones deben tener un carácter de emergencia, valorando que un parque vehicular de más de cuatro millones de unidades con un crecimiento anual de cerca de un siete por ciento es una bomba de tiempo. Es decir, cada año un cuarto de millón de nuevas unidades se suma al tránsito y salen de circulación menos de uno por ciento. Las cifras asustan porque las calles son las mismas de hace años.

    Con soluciones individuales al problema del trasporte el país continúa como líder de uno de los transportes de mayor caos en el mundo. Los tapones sin soluciones son un desafío para una ciudad con el mérito histórico de ser la Primada del Nuevo Mundo.

    ggnoticias01@gmail.com

    Tel; 809-686-3057-Ext 106

     

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