Santo Domingo. – La ciudad se llenó de emoción y color este miércoles con la caravana del triunfo de los Leones del Escogido, quienes celebraron su campeonato de la temporada 2024-25 de la Liga de Béisbol Profesional de la República Dominicana (LIDOM). Los seguidores del equipo se volcaron a las calles para conmemorar el título número 17 en la historia de la franquicia, en una fiesta que recorrió diversas avenidas de la capital.
El desfile comenzó a las 4:00 p. m. en el Estadio Quisqueya Juan Marichal, con cientos de fanáticos escarlatas que, pese al calor y un retraso de dos horas, se hicieron presentes para celebrar el esperado campeonato. Encabezaron la caravana figuras clave del equipo, entre ellas el dirigente Albert Pujols, el Jugador Más Valioso de la serie final, Junior Caminero, y directivos como José Miguel Bonetti. También se sumó a la celebración el extoletero de Grandes Ligas, David Ortiz, quien acompañó a los jugadores y entrenadores en las patanas que lideraban el desfile.
El recorrido, que inició en el Estadio Quisqueya, atravesó la Avenida Tiradentes, la Avenida John F. Kennedy, el Expreso V Centenario, y pasó por importantes puntos de la ciudad como la Máximo Gómez, el Malecón, y la Abraham Lincoln, para finalmente regresar a la Tiradentes y cerrar en el «Coloso del Ensanche La Fe». A lo largo del trayecto, los seguidores de los Leones del Escogido se unieron a la fiesta, ondeando banderas, vistiendo de rojo y coreando consignas como «¡Escogido Campeón!» y «¡No pueden!».
Desde temprano, cientos de fanáticos se congregaron en las oficinas de los Leones del Escogido, ansiosos por ver a sus ídolos. A pesar de las medidas de seguridad para evitar aglomeraciones, algunos jugadores como Junior Caminero y José Sirí se acercaron a los presentes para agradecerles su apoyo. «¡Esto es para todos ustedes!», gritó Caminero, mientras bailaba y disfrutaba del momento. Por su parte, Sirí expresó su emoción: «¡Gracias por todo, mi gente, ahora nos toca gozar!».
La caravana no solo fue una celebración del campeonato, sino también un recordatorio de la pasión inquebrantable de la fanaticada del Escogido, quienes esperaron nueve años para volver a ver a su equipo en la gloria del béisbol dominicano.