REDACCIÓN INTERNACIONAL. – El Papa Francisco, Cabeza de la Iglesia y pastor de más de mil millones de católicos en el mundo, ha fallecido a los 88 años en su residencia de Casa Santa Marta tras un complicado cuadro de salud que lo mantuvo en cuidados intensivos durante las últimas semanas. La muerte del pontífice marca ahora el inicio de un proceso de búsqueda de un sucesor cuidadosamente estructurado. Y entre la salida y la entrada del nuevo Papa se produce un espacio de tiempo en el que la Iglesia es administrada de manera interina por el Colegio Cardenalicio y el cardenal camarlengo, los cuales asumen responsabilidades en la transición.
El camarlengo en la Iglesia católica es un funcionario de la porte papal encargado de administrar los bienes y los ingresos de la Santa Sede. El término proviene del latín ‘camararius’, que significa chambelán, y se remonta al siglo XII, cuando este tenía la labor de administrar las finanzas de la corte papal. Su función quedó firmemente establecida —abarcando censos, tributos y propiedades— especialmente durante los siglos XIII y XIV, y también asumió competencias de carácter judicial.
En el momento en el que la Sede Vaticana queda vacante, entre sus tareas se encuentran las siguientes:
Verificación de la muerte del pontífice.
Sello y despacho papal. Destruye el Anillo del Pescador, el sello que ha utilizado el Papa durante su pontificado. Además, sella los aposentos papales, notifica a las autoridades y preside reuniones de cardenales.
Preparación del Cónclave. El camarlengo se encarga de organizar el Cónclave que tendrá lugar en la Capilla Sixtina y de asegurar el alojamiento y la logística de los cardenales electores. Además, administrará los recursos financieros y temporales de la Santa Sede para asegurar la continuidad administrativa de la misma. Esto incluye reportar el estado financiero al Colegio de Cardenales.
El actual camarlengo es Kevin Farrel, el cual fue nombrado por el Papa Francisco en 2019.
El Colegio Cardenalicio
El Colegio Cardenalicio tiene la responsabilidad de elegir al nuevo papa en caso de fallecimiento o renuncia del anterior, y de ofrecer orientación y apoyo al pontífice en cuestiones relacionadas con la administración de la Iglesia, los aspectos doctrinales del catolicismo y cualquier otro asunto que requiera su atención.
