REDACCIÓN INTERNACIONAL. –El término «sede vacante» es una expresión del Derecho Canónico que se utiliza para designar el período en el que la Sede Apostólica (el papado) se encuentra sin un ocupante, es decir, cuando el Papa ha muerto o ha renunciado, y aún no se ha elegido a su sucesor. El término proviene del latín sede vacante, que significa literalmente «silla vacía», en referencia a la cátedra de San Pedro, que es la sede del Obispo de Roma y, por tanto, del Papa.
Durante este periodo de tiempo, el poder ejecutivo supremo que corresponde al pontífice queda en suspenso y el gobierno de la Iglesia queda en manos del Colegio Cardenalicio, el cual tiene funciones muy limitadas, básicamente de administración ordinaria y de preparación del Cónclave, la reunión a puerta cerrada y confidencial en la que los cardenales menores de 80 años eligen al nuevo Papa.
Durante la Sede Vacante no se toman ningún tipo de decisiones importantes que estén reservadas al Papa.
¿Cuánto puede durar la «sede vacante»?
No hay un tiempo de duración exacto establecido para la «sede vacante», pero habitualmente el Cónclave comienza entre los 15 y los 20 días después de la renuncia o la muerte del pontífice, aunque su duración depende en gran parte de los diferentes acontecimientos que tengan lugar después de decir adiós al Papa. Cabe destacar que, tras la muerte del pontífice se establecen nueve días de luto, marcando un periodo de duelo y oración, los ‘Nuvemdiales’. Durante este tiempo, se realizan misas y ceremonias solemnes en el Vaticano.
Cónclave implica la realización de múltiples votaciones y solo concluye cuando de la chimenea emerge la llamada fumata blanca, señal de que al menos dos tercios de los cardenales han elegido a un nuevo papa. Si no se alcanza dicha mayoría, el humo que se libera es negro (fumata negra) y el proceso se reinicia. Por ello, la duración del Cónclave puede variar según lo que tarden en alcanzar el consenso.