Cerca de 12.000 barriles de petróleo se derramaron hace un año en el mar del litoral peruano, afectando dos áreas naturales protegidas y 48 playas de los distritos de Ventanilla, Santa Rosa, Ancón, Aucallama, Chancay y Huacho.
El desastre, que ocurrió el 15 de enero de 2022 durante la descarga de crudo de un buque en el Terminal Multiboyas n.º 2 de la refinería de La Pampilla de Repsol, provocó la muerte de miles de peces, mamíferos y aves, según un reporte de la organización Oceana Perú.
La Defensoría del Pueblo señala que la catástrofe afectó a más de 10.000 familias, puesto que alrededor de 2.500 pescadores quedaron damnificados, así como operadores turísticos y personas que realizaban actividades comerciales dependientes del mar.
«Todo cambió bruscamente cuando apareció esa marea de hidrocarburo que poco a poco fue matando a las aves y los peces que tenían como hábitat la zona marino costera, desde la playa hacia al oeste, a una distancia de 5 millas marinas», comentó Luis Garrido Chávez, presidente de la Asociación de Pescadores Artesanales de Ancón (Apescaa), citado por la agencia de noticias Andina.
Respuesta tardía
Oceana denuncia que no hubo una respuesta a tiempo a este desastre, puesto que recién tres días después comenzaron algunas acciones, al inicio con personal sin la debida capacitación y protección adecuadas.
Por tanto, el crudo se esparció a más de 100 kilómetros al norte de la refinería de La Pampilla. «Si hubiéramos tenido una buena válvula y un adecuado sistema de monitoreo, probablemente el derrame no hubiera pasado más allá de Ancón (25 kilómetros) y hubiera sido más fácil contenerlo», dijo Juan Carlos Riveros, director científico de Oceana.
Al principio se informó que el área afectada era de 2,5 metros cuadrados. No obstante, luego se detalló que el derrame abarcó hasta 11.000 hectáreas.

