Murió el rinoceronte “más viejo del mundo”: logró resistir un brutal ataque de hienas

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Un rinoceronte que se cree que era el más viejo del mundo ha muerto a la edad de 57 años en un área de conservación de Tanzania, dijeron las autoridades.

Fausta, una hembra de rinoceronte negro, murió por causas naturales en cautiverio el viernes en el cráter de Ngorongoro, dijo el organismo de conservación del estado.

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“Los registros muestran que Fausta vivió (más tiempo) que cualquier otro rinoceronte en el mundo y sobrevivió en el Ngorongoro, en libertad, durante más de 54 años antes de que se le mantuviera en un refugio durante los últimos tres años de su vida en 2016”, dijo la Autoridad del Área de Conservación del Ngorongoro en un comunicado.

Fausta fue localizada por primera vez en 1965, entre los tres y los cuatro años de edad, por un científico. Su salud se deterioró a partir de 2016 tras los ataques de unas hienas, momento en que fue llevada al refugio.

Fausta sobrevivió 57 años sin parir a sus crías”, añadió el comunicado.

La esperanza de vida de los rinocerontes es de unos 40 años en libertad, pero pueden vivir una década más en cautiverio, según la autoridad de Ngorongoro.

Diezmados por la caza furtiva, los rinocerontes negros alcanzan ahora unos 5.500 ejemplares, según la organización benéfica Save The Rhino. La más pequeña de las dos especies africanas se encuentra en el sur y el este de África, incluyendo KeniaTanzaniaNamibiaSudáfrica Zimbabue.

La foto de la década

Hace horas, Infobae publicó la historia de la foto de la década de National Geographic, también sobre un rinoceronte. El 19 de marzo de 2018 Sudán, el último rinoceronte blanco macho del mundo, murió. El animal vivía en el centro de conservación de Ol Pejeta, en KenyaÁfrica. Los momentos previos a su muerte, junto a quien era su cuidador, fueron capturados por una reportera gráfica de esa revista. La foto es considerada la mejor de la década de ese medio.

Ami Vitale, la fotógrafa, cuenta que ese día todo estaba en silencio, excepto el sonido de la lluvia, el gorjeo de un ave y el lamento Joseph Wachira y de los otros cuidadores del rinoceronte.

Wachira se había acercado a Sudán para darle una última acaricia detrás de su enorme oreja. El animal inclinó su cabeza para sentir al hombre que lo había cuidado con tanto amor. Eran dos amigos diciéndose adiós.

“Ver morir a una criatura, una que es la última de su clase, es algo que espero nunca volver a experimentar. Se sentía como ver nuestra propia desaparición. Espero que este momento desgarrador sea nuestro llamada de atención. Estos gigantes son parte de un mundo complejo creado durante millones de años, y su supervivencia está entrelazada con la nuestra”, dijo Vitale a National Geographic. infobae

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