El presidente venezolano, Nicolás Maduro, inscribió su candidatura a la reelección para los comicios anticipados del 22 de abril, boicoteados por la oposición y rechazados por un sector de la comunidad internacional.
De camisa roja, Maduro acudió a la tumba del líder socialista Hugo Chávez (1999-2013) y luego, con su círculo íntimo, fue al Consejo Nacional Electoral (CNE) a entregar los recaudos de su postulación, a bordo de un jeep rojo conducido por el poderoso Diosdado Cabello.
“Estoy de pie más listo que nunca para las batallas que están por venir. Estoy aquí porque soy un presidente pueblo”, dijo Maduro, quien bailó reguetón con su esposa Cilia Flores en una tarima, ante miles de seguidores.
Sin contrincantes de peso, Maduro parece tener asegurada la reelección aunque su gobierno es reprobado por 75% de los venezolanos, según la firma Datanálisis, por la debacle económica del país petrolero, asfixiado por la escasez de alimentos y medicinas y la hiperinflación.
“Voy a iniciar una nueva economía que satisfaga las necesidades del pueblo”, anunció, mientras le coreaban “¡Vamos Nico!”.
Su mayor rival, la coalición Mesa de la Unidad Democrática (MUD) cuyos líderes Henrique Capriles y Leopoldo López están inhabilitados políticamente, se marginó de los comicios por considerarlos un “show fraudulento”.
“Son elecciones de fachada, a la medida del gobierno, un mero acto político para la aclamación de Maduro por sus seguidores, ahí no hay competencia, no se está dirimiendo nada”, declaró a AFP el politólogo Luis Salamanca.
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