Al hablar de la Antártida la mayoría de gente imagina un lugar cubierto de blanco, silencioso y sin rasgo alguno de vegetación. Sin embargo, el verano del continente helado saca a la luz una espectacular gama de colores entre los que el verde ocupa un papel protagónico.
En enero la nieve de la Isla Rey Jorge desaparece, solo quedan teñidos de blanco el glaciar Collins y alguna de las puntas de los montes que se elevan alrededor. Cuando esto sucede, florece la vegetación que estaba bajo esta gran capa blanca y que, pese a las condiciones extremas, pudo sobrevivir. EFE