¿Electocracia? ¡Algo anda mal!

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Por: Ricardo Fortuna 
Hace unos días en visita a un importante líder político surgió una interesante contraposición de criterios en lo relativo a que tan cierto es al día de hoy el rol que juegan los partidos políticos
En una sociedad que acusa una marcada movilidad con rasgos incuestionables de un pensamiento mas critico y cambios  estructurales en su pensamiento colectivo, que  incluso han redefinido el como y con quien los dominicanos han venido gestionando su FE y su sistema de creencias.
Cambios en su comportamiento vienen siendo señalados ya, desde el 2018. Según datos de la Encuesta del Barómetro de las Américas se evidenció un marcado declive  del porcentaje de la población dominicana que se identifica como católica, pasando de 67.6 % en 2008 a 49.2 % en 2019, mientras que por el contrario, se registra un aumento de aquelllos que habían decididos ser evangélicos de 12.1 % en 2008 a 26% en 2019.
Es menester entonces pensar que los partidos políticos en nuestro país como instituciones validas de intermediación entre la sociedad y Estado hayan experimentados procesos de algún orden en los últimos  años.
Por ejemplo, como elemento a destacar desde el  2012 a 2019 en la República Dominicana, se produjo un estrepitoso declive en la proporción de personas con simpatías partidarias pasando de 63.4% a 36.2%.
Aun en ese escenario Ciertamente nuestro país siempre ha mostrado niveles importantes de participación electoral  en los procesos de elección de nuevas autoridades en los distintos niveles de  representación; ¿Pero que tan útil nos ha sido esto como sociedad con enormes sacrificios humanos y económicos para disfrutar las bondades de la democracia?
Quizás sea valido usar el acertado concepto usado  por el Dr. Trajano Santana, Presidente del PRI en la visita que hicimos a la casa nacional de esta fuerza política la semana pasada  una Comisión Especial  de MAS DEMOCRACIA encabezada por su actual Coordinador Nacional, Lic. Mariano Abreu, fructífera  visita que citamos a inicios de este articulo, donde nos comentaba el conocido político y presidente del PRI, citamos  ”equivocadamente se ha asumido el termino Maquinaria Electoral como sinónimo de eficiencia política olvidando valores fundamentales que acompañan la actividad política”.
Este rasgo de una participación amplia sin ir mas allá, conecta directamente con la noción recortada de democracia. En esa noción de “electocracia” los ciudadanos votamos el día de elecciones y hacemos poco más después y los partidos mucho menos.
En una visión más amplia en cambio, se entiende que los ciudadanos no solo tenemos el derecho, sino inclusive el deber de ser sujetos políticos activos por fuera de las contiendas electorales
Es justamente allí donde reside fundamentalmente el valor de estas instituciones, nunca los partidos políticos fueron tan necesarios como hoy. ¿Quién, si no los partidos, sería capaz de traducir la formación de voluntad (y de opinión) social en leyes y acción política? Sin embargo, para que puedan cumplir con esta misión, deben reaprender cómo desarrollar los debates sobre cuestiones claves (Peter Siller, Revista Global )
Es real que hay cierta desvinculación de una gran parte de la sociedad con los partidos, el fenómeno de Marcha Verde por citar una señal de ese proceso  aún con los intereses corporativos y con agenda propia encontró terreno fértil, lo cual tiene  razones y orígenes en la profunda transformación que ha sufrido nuestra sociedad y en el rechazo a afrontar y participar en este cambio
En consecuencia, su poder representativo, que se expresa en la inclusión de convicciones e intereses de las distintas clases y ambientes sociales y en su transformación en propuestas orientativas colectivas, finalmente se fue  debilitando.
Tomar el camino corto de  estigmatizar a los Partidos políticos preocupa por el camino de precedentes históricos que hemos visto en democracias en América Latina, con ejemplos sobrados de un populismo electoral que se lleva de cuajo certidumbres económicas.
En lo personal, prefiero apostar al fortalecimiento de esas instituciones, fomentar la cultura democrática y por vías de consecuencias una amplia participación en debates políticos, conducidos por los Partidos en los temas sensitivos que modelan la vida institucional de una Nación, confiamos que el liderazgo político nacional hará esos cambios y volverán a lograr encantar, no solo a un electorado coyuntural, también además a recrear la magia que tiene la política como ciencia.

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