Abinader, candidato puntero con una estrategia comunicacional deficiente

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Por: TOMAS GOMEZ BUENO

 

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En estos tiempos, después de un partido político (PLD)  gobernar a un país durante 16 años consecutivos, lo más normal y esperado es que haya un notorio deseo de cambio. Y no hay dudas que ese deseo está presente en el electorado dominicano.

Quien mejor está posicionado para llevar a cabo ese deseo que se percibe en la población dominicana es el candidato del Partido Revolucionario Moderno (PRM), Luis Abinader, colocado en los actuales momentos a la cabeza, según las encuestas, de  la preferencia del electorado.

Sin embargo, Abinader es un candidato mucho más vulnerable de lo que se puede sospechar. A Luis, y eso lo sabe todo el mundo, le falta carisma, le falta ese encanto natural capaz de impulsar la imagen de un político. La estrategia de comunicación de este candidato no es efectiva, y el desarrollo de su estrategia política es peor. Se trata de un candidato fofo que en cualquier momento puede derrumbarse.

Hay dos cosas posibles. O el equipo que marca la estrategia política de Luis es poco efectivo o él no lo deja trabajar en la dirección apropiada. Sea una cosa o la otra, aquí hay problemas.

A estas alturas, y con los graves problemas de diversas índoles que tenemos en el país, la figura de Luis Abinader debería gravitar con mayor peso político, un poco más allá de estar colocado en una posición de privilegio en la preferencia electoral.  Debería irse perfilando para anotarse en la categoría de los pesos pesados; sin embargo, sigue siendo un peso ligero, a veces demasiado ligero.

Las alianzas precipitadas que hizo Luis Abinader con Leonel Fernández fueron una demostración de un político que no se sienta a analizar algunos pasos que requieren de cierto tiempo y mesura para darlos.

Al parecer la única persona que no sabía que era necesario esperar ver qué pasaría con Leonel Fernández después de ser derrotado en las primarias del PLD y luego de su salida de ese partido, era Luis Abinader. No había salido aún del PLD cuando ya se hablaba de negociaciones entre Leonel y Luis Abinader.

Parece que Abinader era la única persona en este país que no sabía que la salida de Leonel de PLD lo iba a minimizar y que ante esta realidad Abinader tenía que sentarse a esperar lo que Leonel estaba obligado a hacer, que era darle su apoyo incondicional.

Además de esto, con simplemente Abinader  esperar  qué pasaría Leonel, estaba mostrando  que estaba en capacidad de  jugar  de manera ventajosa en el tablero político de este complejo país. La precipitación y la euforia con la que reaccionó ante esta situación lo muestran como un imberbe en nuestras lides políticas.

Actualmente si Leonel continua resbalando con sus resabios y malestares post derrota en  primarias peledeistas, es muy probablemente que buena parte de sus seguidores comiencen a tocar las puertas del partido morado (si es que no la encuentran abiertas de par en par)  para que les permitan la entrada alegando que  su salida fue un paso emocional de un momento, pero que ellos siguen siendo peledeistas.

Y todavía una parte de lo que se queden en la Fuerza del Pueblo, convencidos de la debilidad y la inviabilidad de este proyecto político dejen caer su voto honrando su devoción por su partido de origen.

Con todo y el hartazgo que tiene la población de la continuidad del gobierno del PLD, no se puede dejar de lado que esta permanencia se debe a que sus principales dirigentes saben jugar a la política y poseen un equipo y una militancia que ejecuta de forma eficaz los roles que desempeñan en el juego por el poder. Eso quiere decir que para vencer al PLD hay que armarse de una estrategia bien pensada y eficaz, lo que Abinader parece no entender.

Con lo que tanto nombra Abinader la palabra cambio, yo no he visto una propuesta estructural y acabada sobre qué cosas específicas y cómo es que él va a realizar los cambios que solo se quedan en  anuncios sin contenido. Siempre veo su imagen suelta y sonriente, pero pocas veces lo he visto rodeado de un equipo técnico de trabajo que esté elaborando propuestas atendibles que acierten con soluciones a los principales problemas que nos aquejan.

Desde la campaña anterior su tema más recurrente ha sido ampliar las medidas asistencialistas actuales, sin proponer alternativas sociales de mayor calado e impacto sobre un programa de atenciones más viables y modernas que alcancen a la población más necesitada.

Abinader es un candidato puntero, pero en extremo vulnerable. Si no es capaz de comunicar con propiedad y sentido claro lo que se propone y quiere hacer desde el gobierno, si no lo puede o no lo sabe hacer, entonces es poco lo que después de alcanzado el poder podemos esperar de él.

Las elecciones municipales pondrán a prueba políticamente muchas cosas, entre ellas la capacidad de los principales líderes para conducir a sus candidatos en las próximas elecciones a participaciones exitosas que puedan reportarle la conquista de ayuntamientos y regidurías que sean lo suficientemente claves y numerosas, de modo que puedan mostrar una musculatura electoral fuerte y competitiva, capaz de proyectar el éxito electoral municipal a las elecciones presidenciales.

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